Aunque contemos con algunas pruebas de que un consumo muy moderado de alcohol pueda incluso ser beneficioso para la salud, de lo que sí podemos estar seguros es que su consumo excesivo causa serios problemas. Científicos han encontrado maneras de manejar efectivamente el consumo de alcohol.

En realidad se trata de una combinación de estrategias: una basada en el por qué dejar de beber y otra basada en cómo hacerlo. Combinaron el uso de una campaña informativa en la que se explicaba la vinculación entre consumo de alcohol y cáncer, con la táctica de llevar la cuenta de las bebidas consumidas para así lograr un consumo más consciente.

Aunque el principal perjudicado del consumo de alcohol sea el hígado, sabemos que un exceso de esta sustancia puede llegar a afectar a nuestro ADN. Las alteraciones en el ADN podrían estar detrás de la relación entre consumo de alcohol y un mayor riesgo de padecer cáncer.

Dejar el alcohol o disminuir su consumo puede ser una tarea difícil, pero existen numerosas estrategias de mayor o menor utilidad dependiendo de las circunstancias propias de la persona que las desee implementar.

Un estudio reciente, publicado en la revista Addictive Behaviors, ha analizado la efectividad de algunas de estas estrategias, puestas en práctica en solitario y en conjunto con una campaña informativa dedicada a alertar sobre la influencia del alcohol en el desarrollo del cáncer.

Los participantes fueron divididos en ocho grupos, a cada cual, salvo al grupo de control, le era asignada una estrategia para la reducción del consumo de alcohol. La primera estrategia consistía en material audiovisual informativo en el que se hablaba del efecto cancerígeno del alcohol. Las tres estrategias se basaban en estrategias conductuales como el establecer de antemano un límite de bebidas o llevar una cuenta las bebidas consumidas. Los últimos tres grupos combinaron estrategias conductuales con el material audiovisual.

2.687 participantes de los 8.000 iniciales completaron el último de los tres cuestionarios del estudio. Los investigadores observaron que la combinación entre contar bebidas y los anuncios sobre el efecto cancerígeno del alcohol era la única que llevaba a una reducción significativa del consumo de alcohol.

Como sabemos el alcohol está muy arraigado en las sociedades occidentales, decir a la gente que no beba no funciona para nada. La estrategia propuesta por el equipo australiano se basa en informar y dotar de herramientas a las personas para que lleven a cabo la reducción en el consumo de alcohol que desean.

Por ahora no sabemos si esta estrategia que ha demostrado su eficacia en participantes australianos podría resultar ser también la mejor estrategia en otros países. Los hábitos de consumo dependen en buena medida de las singularidades culturales de cada país o región, por lo que solo podría asegurarse una respuesta realizando el experimento en nuestro entorno.

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