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En un mundo donde la tecnología redefine constantemente nuestras interacciones, surge una nueva frontera en la forma en que enfrentamos la pérdida y el duelo: la inteligencia artificial aplicada para comunicarnos con los seres queridos fallecidos. Esta innovación, aunque prometedora en su intención de ofrecer consuelo y conexión emocional, plantea profundas cuestiones éticas y psicológicas.

La industria digital de después de la muerte está floreciendo con servicios que permiten crear avatares virtuales de los difuntos, basados en su huella digital dejada en redes sociales, correos electrónicos y otros medios. Estos “robots de duelo” utilizan redes neuronales para aprender y simular tanto la voz como el comportamiento del individuo fallecido, ofreciendo la ilusión de una conversación en tiempo real.

Sin embargo, la Dra. Belén Jiménez, experta en psicología del duelo de la Universitat Oberta de Catalunya, advierte sobre los riesgos inherentes a esta tecnología. En entrevista con EFE, subraya la importancia de preservar el respeto y la dignidad de la persona fallecida, así como el bienestar psicológico de los usuarios. “No hay respuestas simples en este terreno”, menciona, destacando la complejidad que implica tanto para los diseñadores de estas herramientas como para aquellos que las utilizan.

El uso de estos avatares virtuales no está exento de críticas. Desde la Universidad de Cambridge, un estudio reciente exploró escenarios hipotéticos donde un diseño descuidado de esta tecnología podría tener consecuencias no deseadas. Por ejemplo, situaciones donde los bots podrían inducir a confusiones emocionales o incluso dependencia, sugiriendo un impacto negativo en el proceso natural de duelo.

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Además, la industria detrás de estas aplicaciones enfrenta críticas por su enfoque comercial sobre aspectos terapéuticos. El documental “Eternal You”, presentado en el Festival de Sundance, revela historias de usuarios que buscan consuelo mediante estos avatares, pero también expone las tensiones y dilemas éticos que surgen de esta nueva forma de interactuar con los fallecidos.

El futuro de esta tecnología aún está por definirse. Mientras algunos ven en ella una herramienta poderosa para la sanación emocional, otros advierten sobre los peligros de alterar el proceso natural de duelo y la construcción de relaciones ilusorias. La Dra. Jiménez concluye que, aunque estas innovaciones prometen acercarnos a nuestros seres queridos perdidos, es esencial abordarlas con cautela y consideración hacia sus implicaciones éticas y psicológicas.