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Un avance revolucionario en el campo de las prótesis ha abierto las puertas a una nueva era de movilidad para las personas que han sufrido la amputación de una pierna. Un estudio publicado en la revista Nature Medicine presenta la primera prótesis controlada únicamente por el pensamiento, sin necesidad de sensores ni algoritmos predefinidos.
Un sueño hecho realidad:
El estudio, llevado a cabo por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en colaboración con el Brigham and Women’s Hospital, ha demostrado que esta nueva tecnología permite a los pacientes realizar movimientos más ágiles y rápidos con un control total en una variedad de situaciones.
Un avance sin precedentes:
“Hasta ahora, nadie había sido capaz de demostrar este nivel de control cerebral que produce una marcha natural”, afirmó el coordinador del estudio, Hugh Herr, quien perdió ambas piernas hace más de 40 años debido a una congelación durante una escalada de montaña. “En esta nueva prótesis, es el sistema nervioso humano el que controla el movimiento, no un algoritmo de control robótico“, destacó Herr.
La clave del éxito:
La innovación radica en la utilización de una interfaz que conecta la prótesis con el sistema nervioso de los pacientes. Para ello, se realiza una cirugía especial de amputación que restablece la comunicación entre los músculos agonistas y antagonistas del muñón. Esto permite a los pacientes conservar la percepción de la posición del miembro en el espacio.
Un nuevo paradigma en la amputación:
Hasta ahora, unas 60 personas en todo el mundo se han sometido a este tipo de operación, que también puede realizarse para la amputación de un brazo. Esta técnica, además de mejorar la movilidad, reduce el dolor y la atrofia muscular tras la amputación.
La prótesis como una extensión del cuerpo:
Combinada con la interfaz neuroprotésica desarrollada en el MIT, esta técnica permite a los pacientes experimentar la prótesis como una parte integral de su cuerpo, no solo como una herramienta de uso.
Un futuro prometedor:
La pierna biónica cuenta con un tobilllo con múltiples sensores y electrodos en la piel del paciente que registran los impulsos eléctricos de los músculos en la zona amputada. Estos impulsos se envían a una pequeña computadora para convertirlos en instrucciones para la pierna biónica, que pesa 2,75 kilos, similar al peso de una extremidad inferior natural.
Este nuevo hito en la medicina abre un sinfín de posibilidades para mejorar la calidad de vida de las personas que han sufrido amputaciones, permitiéndoles recuperar su movilidad y autonomía de forma natural y fluida.