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Las caminatas espaciales, esas incursiones fuera de la nave espacial para realizar tareas de mantenimiento o experimentos, son misiones cruciales pero extenuantes para los astronautas. Durante estas actividades extravehiculares (EVA), que pueden durar hasta ocho horas, no hay tiempo para pausas para ir al baño. Es por eso que, desde la década de 1980, han utilizado pañales desechables, una solución que no está exenta de inconvenientes.

Las prendas de máxima absorbencia (MAG) actuales si bien cumplen su función de contención, no son ideales. Pueden generar molestias físicas e irritación en la piel, además de ocupar un espacio valioso en el traje espacial. A esto se suma el hecho de que los astronautas en el espacio cuentan con un suministro limitado de agua potable, de menos de un litro por día.

Buscando superar estas limitaciones, un grupo de científicos de instituciones estadounidenses propone una alternativa innovadora: que los astronautas beban su propia orina purificada. Esta solución no solo eliminaría la necesidad de pañales, sino que también aumentaría la cantidad de agua disponible para consumo durante las EVA.

¿Cómo funciona el sistema?

El dispositivo, diseñado para integrarse al traje espacial, cuenta con sensores que detectan la presencia de orina. Al activarse, una bomba de vacío aspira el líquido hacia un filtro de alta tecnología ubicado en la espalda del astronauta. Este filtro, de poco más de 39 centímetros de largo, transforma la orina en agua potable que luego se almacena en un depósito para que el astronauta pueda consumirla.

Los científicos responsables del proyecto han probado el dispositivo en tierra y aseguran que cumple con los requisitos de seguridad y eficacia. Sin embargo, aún queda un paso importante: probarlo en condiciones reales del espacio. Para ello, se están realizando más pruebas en la Tierra y se espera que en el futuro se realicen ensayos con trajes espaciales.

La NASA también está trabajando en sus propias iniciativas para reciclar la orina en el espacio. Un experimento realizado el año pasado con el sistema Environmental Control and Life Support System (ECLS) logró reciclar el 98% de la orina utilizada en las pruebas.

La posibilidad de que los astronautas beban su propia orina purificada representa un avance significativo en la tecnología espacial. Esta innovación no solo mejoraría la comodidad y seguridad de los astronautas durante las EVA, sino que también permitiría optimizar los recursos hídricos en misiones espaciales de larga duración.

Sin duda, este proyecto abre un camino prometedor hacia un futuro donde la exploración espacial sea más sostenible y eficiente.