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Marcus Du Sautoy, matemático de la Universidad de Oxford, ha desarrollado una teoría controversial que sugiere que los humanos viven en una sofisticada simulación. Du Sautoy ha recopilado diversas teorías para examinar la idea de que el universo opera bajo reglas similares a las de un juego de estrategia, como el ajedrez.

Fundamentación de la Teoría

El autor utiliza conceptos de Roger Caillois, un teórico que define a los juegos como actividades caracterizadas por la improductividad y la generación de incertidumbre. Según Du Sautoy, estos rasgos se reflejan en la estructura y las leyes fundamentales del universo. Por ejemplo, la física cuántica y la teoría del caos reintroducen la incertidumbre en el cosmos, desafiando la previsibilidad de las leyes de Newton.

Además, Du Sautoy se apoya en “El Juego de la Vida” de John Conway para explicar que un universo simulado podría evolucionar sin intervención externa. Esto plantea cuestiones sobre el propósito y la naturaleza de la existencia humana.

La Incertidumbre en el Universo

Roger Caillois identifica cinco características clave de los juegos en su obra “Los juegos y los hombres: la máscara y el vértigo”: incertidumbre, improductividad, separación, imaginación y libertad. La incertidumbre es esencial porque, sin ella, un juego pierde su atractivo. Un ejemplo es el juego “cuatro en línea”, donde se ha descubierto un algoritmo que garantiza la victoria del primer jugador si sigue un patrón específico.

Descubrimientos como la física cuántica y la teoría del caos han vuelto a introducir la incertidumbre en el universo, alineándose con la perspectiva de Caillois de que los juegos deben ser una pérdida de tiempo para no convertirse en trabajo. Los juegos también son independientes del tiempo y espacio humanos, creando una realidad paralela que interactúa con el libre albedrío de la consciencia.

Conclusión de la Teoría

Du Sautoy concluye que todos somos jugadores en el juego infinito del universo, una realidad que se desarrolla a nuestro alrededor de manera continua y sin un final predeterminado. Su teoría abre un debate sobre la verdadera naturaleza de nuestra existencia y la posibilidad de que vivamos en una simulación.