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La tercera entrega de la franquicia del Hombre Hormiga de Marvel, titulada Ant-Man and the Wasp: Quantumania llega de la mano del mismo director de las entregas anteriores, Peyton Reed, y es la primera película de Marvel del año. Con Ant-Man 3 los planes del director del Universo Cinematográfico de Marvel, Kevin Feige, consisten en iniciar un nuevo ciclo narrativo con la misma fórmula que hasta el momento ha funcionado con sus fanáticos. Sin embargo, en Ant-Man 3 el resultado es desparejo a sus expectativas.

Ant-Man and the Wasp: Quantumania continúa la historia de Scott Lang, quien tras haber salvado el mundo vive una vida tranquila con su pareja Hope van Dyne y trata de restablecer su relación con su hija Cassie tras haber desaparecido durante 5 años debido a los eventos de Avengers Infinity War. Sin embargo quedan atrapados en el reino cuántico después de que envían una señal para tratar de explorarlo desde fuera y se encuentran con el feroz villano Kang el Conquistador.

La película brilla cuando se enfoca en simplemente ser una película de Ant-Man. El estilo cómico de Paul Rudd todavía funciona muy bien con el personaje de Scott Lang y la ridiculez de una historia cuyo eje central es un hombre se encoje y habla con hormigas, supone una experiencia divertida para todos los niños que sean fanáticos de Marvel. Algunos de los expertos en los cómics de Marvel no quedaron tan satisfechos con la aparición de MODOK, un personaje icónico de las historietas, pero si no conoces mucho sobre este villano (al igual que la mayoría de personas que verán esta película) la forma en que es presentado en la historia es jocosa y no daña para nada la experiencia de ver la película.

El punto más fuerte de la película es la gran presencia de Kang el Conquistador, gracias a la brillante actuación de Jonathan Majors. Kang se adueña de todas las escenas en las que aparece y en algunos momentos pareciera que esta es su película.

Sin embargo, la historia tiene una subtrama sobre la revolución de un pueblo oprimido por Kang que suele caer en los mismos clichés, recordando a películas de temáticas similares, como Star Wars o Avatar. Cumple con todos los requisitos, teniendo su propio elenco de seres alienígenas (en este caso subatómicos), naves espaciales, una cultura primitiva contra un poder imperial tecnológico, y la llegada de un aliado sorpresa al final que ayuda a los protagonistas a derrotar al tirano. Hacer este tipo de historias no es un pecado, siempre y cuando se le agregue algo nuevo, pero en el caso de Ant-Man 3 solo se sigue la misma fórmula cuando se pudo aprovechar el tiempo en desarrollar mejor otros elementos de la película, como la relación de Scott Lang y su hija Cassie.

Ant-Man 3 es una película que mantiene algunos de sus característicos elementos cómicos y los mezcla con una historia regular y un antagonista que le quedó grande a nuestro diminuto Hombre Hormiga.