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El 22 de abril de 1978, el Estadio Nacional de Kingston fue el escenario de un evento sin precedentes en la historia de Jamaica: el “One Love Peace Concert”. Este histórico festival de reggae, que atrajo a más de 30,000 espectadores, no solo marcó un hito en la música, sino que también fue un esfuerzo por sanar las heridas de una nación desgarrada por la violencia. Sin embargo, detrás de este monumental concierto había una alianza inesperada entre dos gánsteres rivales, cuya influencia en el crimen organizado había alimentado una guerra civil urbana.

Viñeta de 'Érase una vez en Jamaica'.

Bob Marley, el ícono del reggae y defensor de la paz rastafari, regresó a su Jamaica natal desde su exilio en Londres para encabezar este evento. Marley, quien había sobrevivido a un intento de asesinato en 1976, encontró en el “One Love Peace Concert” una oportunidad para transmitir su mensaje de unidad y fraternidad. Pero, ¿cómo se gestó este monumental festival y qué papel jugaron los gánsteres en su realización?

La respuesta a esta pregunta se encuentra en el nuevo cómic titulado “Érase una vez en Jamaica”, creado por el guionista francés Loulou Dedola y el dibujante italiano Luca Ferrara. En este relato gráfico, se desvela la historia detrás del concierto y el complejo entramado de alianzas políticas y criminales que lo hicieron posible.

Los protagonistas de este relato son Bucky Marshall y Claude Massop, líderes de dos bandas criminales rivales que habían sembrado el caos en Kingston. Ambos, respaldados por los líderes de los partidos políticos en conflicto —el Partido Nacional del Pueblo (PNP) de Michael Manley y el Partido Laborista de Jamaica (JLP) de Edward Seaga—, decidieron unir fuerzas para organizar un evento que no solo buscaba la paz, sino también destinar la recaudación a mejorar las condiciones de vida en los guetos y abogar por la legalización de la marihuana.

La historia revela que Marshall y Massop se encontraron en prisión y, tras sus conversaciones sobre el futuro de Jamaica, decidieron que la música podría ser una herramienta poderosa para superar la violencia. Su visión, apoyada por Marley, resultó en un concierto que fue calificado como el “Woodstock del Tercer Mundo”. No obstante, a pesar de la magnitud del evento y su impacto simbólico, la paz que se buscaba fue efímera. La violencia pronto regresó a las calles, alcanzando su punto culminante en la campaña electoral de 1980, que dejó 883 muertos, más del doble que el año anterior.

El cómic de Dedola y Ferrara no solo narra los eventos de aquel día histórico, sino que también ofrece una ‘playlist’ para acompañar la lectura, sumergiendo a los lectores en la atmósfera del reggae y el contexto social de la época. Aunque el sueño de paz de Marley y los gánsteres se desvaneció rápidamente, el “One Love Peace Concert” sigue siendo un símbolo de la esperanza y el poder unificador de la música, recordándonos que, incluso en tiempos de oscuridad, el deseo de paz puede surgir de los lugares más inesperados.