Hace unos días una obra de arte se vendió en US$69 Millones de dólares en la prestigiosa casa de subastas Christie’s, pero lo interesante de esa venta no fue el precio, sino el hecho de que lo que se vendió fue una obra de arte digital, de la cual cualquiera puede obtener una copia 100% exacta y tenerla en su celular, tableta, laptop o incluso impresa.
¿Por qué alguien pagaría tanto por algo fácil de reproducir? Pues bienvenidos al nuevo mundo de los NFTs. Pero iniciemos con lo básico. NFT es un acrónimo en inglés que significa “Non-Fungible Token“. La palabra “fungible” es de uso muy infrecuente,se refiere a algo que se puede reemplazar por algo igual, Como 1 dolar, si intercambias 1 dolar por otro dolar, seguirás teniendo 1 dolar. En cambio, si quieres intercambiar una pintura de Picasso, no la puedes cambiar por otra pintura de Picasso esperando tener la misma, ya que son irreemplazables, o no-fungibles, esto significa que el Token que obtienes es único.
Los NFTs están ligados a la tecnología que hace posible las criptomonedas, una tecnología llamada Blockchain. ¿Y qué es un Blockchain? En esencia es una técnica que permite agrupar una secuencia de datos en el tiempo de forma tal que matemáticamente es imposible modificar cualquier elemento de la cadena para falsificarlo, removerlo o modificarlo, algo que se logra con una herramienta matemática llamada “hash”, que no es más que una función uni-direccional en donde un bloque de datos puede generar un código, pero de ese código no se puede volver atrás para obtener los datos desde donde surgió.
La palabra Token se interpreta entonces explícitamente como una evidencia digital de que algo te pertenece a ti.
Mientras que las criptomonedas se basan en algo que es fungible y de uso anónimo, en el mundo de los criptotokens es todo lo contrario, en donde la idea es saber quien es el dueño de qué.
Un NFT es esencialmente una evidencia digital de que tú eres el propietario de algo, pero no necesariamente te da derechos de propiedad de la obra intelectual original, aunque es una opción.
Muchos dirán que esto es una estupidez, ya que si es una obra digital cualquiera puede copiarla y tener una copia exacta para admirar en su casa impresa y puesta en un cuadro en la pared, pero la idea es que el comprador de ese NFT ahora no solo tiene derechos sobre la obra original sino que de paso puede decir que aunque millones de otras personas tienen “copias” que él o ella es la única persona que tiene derecho sobre un “original” y su explotación comercial, pues algo interesante de los NFTs es que puedes recibir comisiones por su posterior venta, en esencia continuando recibiendo un ingreso mientras más uso le den al NFT.
O en otras palabras, e independientemente de lo que alocado o no que le parezca esto a algunos, la gran revolución de los NFTs es que por fin dota a obras que son netamente virtuales/digitales de un mecanismo por el cual sus creadores puedan alegar derecho sobre la obra y explotarla de forma fácil y segura.
Noten que un problema que tenían muchos artistas digitales es que sus obras eran fácilmente copiadas en Internet, y se hacía bastante difícil comprobar quién es el autor y propietario de la obra, cosa que ahora se hará trivial hacer ya que en el momento de un artista hacer una nueva obra, lo primero que podría hacer es crear un NFT de esta para que exista una evidencia en el tiempo de que él o ella es el autor de la obra, y de paso utilizar este mecanismo para hacer trivial el poder venderla en mercados en línea.
Es bueno notar que ya se ha formado una industria millonaria alrededor de los NFTs, y no solo con arte visual, sino con todo tipo de creaciones que puedan imaginar, desde canciones y novelas, hasta fotos de memorabilia o videos deportivos de la NBA. Incluso, ya hay video-juegos en donde puedes obtener objetos virtuales dentro del juego que solo controlas tú al comprarlos como un NFT.
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