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El 22 de agosto de 2009, el Weston Park en Inglaterra fue testigo de un evento que quedó grabado en la historia del rock. Oasis, una de las bandas más emblemáticas del britpop, ofreció lo que sería su última actuación conjunta con todos sus miembros, marcando el fin de una era musical que había dominado la década de los 90 y principios de los 2000. A tan solo seis días de anunciar su separación definitiva, el concierto en el V Festival no solo celebró su legado, sino que también sirvió como una despedida emotiva para miles de seguidores.
La noche comenzó con la potente introducción de «Fuckin’ in the Bushes», una canción que ya había definido los shows de la banda durante la gira de promoción de su último álbum, «Dig Out Your Soul» (2008). Esta pieza, que había resonado con fuerza desde el lanzamiento del álbum «Standing on the Shoulder of Giants» en 2000, marcó el tono enérgico de la velada. La primera gran sorpresa para el público fue la interpretación de «Rock ‘n’ Roll Star», un clásico del álbum debut de Oasis, «Definitely Maybe» (1994), que rápidamente encendió la atmósfera del concierto.
"Está pasando", publicó #Oasis en sus redes sociales, anunciando su regreso 😱. Su próxima gira de reencuentro iniciará el 4 de julio en Cardiff, y pasará por Mánchester, Londres, Edimburgo y Dublín. El anuncio viene acompañado de un emotivo video de los hermanos Gallagher.
— Rolling Stone en Español – México (@RollingStoneMX) August 27, 2024
A lo largo de la noche, la banda presentó una selección equilibrada de temas del último disco, incluyendo «The Shock of Lightning», «Waiting for the Rapture» y «I’m Outta Time», aunque, curiosamente, «Falling Down» no formó parte del setlist. La inclusión de estos nuevos éxitos permitió a los fanáticos apreciar la evolución musical de Oasis, mientras que la interpretación de clásicos ineludibles como «Wonderwall», «Supersonic» y «Champagne Supernova» aseguró que la conexión emocional con el público se mantuviera fuerte y vibrante.
Uno de los momentos más memorables de la noche fue la versión acústica de «Don’t Look Back in Anger», que se convirtió en un himno nostálgico para muchos asistentes, un recordatorio de la habilidad de la banda para tocar las fibras más sensibles de su audiencia. La actuación culminó con una inesperada pero encantadora versión de «I Am the Walrus» de The Beatles, un tributo que subrayó la influencia de la banda de Liverpool en la formación y estilo de Oasis.
El setlist, que incluyó temas icónicos como «Lyla», «Cigarettes & Alcohol», y «Slide Away», no solo mostró la amplitud de la discografía de Oasis, sino que también sirvió como una declaración contundente del impacto duradero de la banda en el mundo del rock. La despedida fue emotiva, con el público sintiendo la magnitud de la ocasión y sabiendo que estaban presenciando el final de una era dorada.
La separación oficial de Oasis fue anunciada seis días después, el 28 de agosto de 2009, sellando el destino de una de las bandas más influyentes de su generación. Este último concierto en el V Festival se ha convertido en un hito recordado con nostalgia y aprecio por los fanáticos, un testimonio del poder de la música para unir y emocionar.
Oasis, aunque ya no en activo, sigue siendo una influencia perdurable, y aquel último show en Weston Park sigue siendo un recordatorio del impacto cultural y musical que la banda dejó en su paso.