El desarrollador Kenny Sun, junto a Devolver Digital, da forma con Ball x Pit a uno de los roguelites más peculiares y estimulantes del año. Bajo una apariencia arcade, el juego combina brick breaker, bullet hell y gestión de recursos en una experiencia donde cada rebote cuenta y cada error se paga caro.

Un descenso al vacío

La historia se desarrolla tras la caída de Bolabilonia, una civilización arrasada por un meteorito que abrió un abismo aparentemente sin fin. En su interior, cazadores de tesoros descienden en busca de reliquias, recursos y héroes dispuestos a reconstruir Nueva Bolabilonia, la ciudad que intenta renacer al borde del precipicio.

El tono mezcla la fantasía oscura con un humor paródico y referencias visuales a la era PS1, creando una atmósfera densa, melancólica y a la vez autoirónica.

Mecánicas que chocan y se fusionan

El núcleo jugable es tan simple como absorbente: moverse, apuntar y disparar bolas mágicas contra enemigos que avanzan en oleadas. Sin embargo, Ball x Pit destaca por la forma en que reinterpreta esa fórmula.
Cada héroe tiene habilidades propias y un tipo de proyectil inicial que puede evolucionar o combinarse durante la partida. Al eliminar enemigos, se obtienen bolas nuevas, recursos arcanos y puntos de experiencia que permiten elegir mejoras aleatorias o crear fusiones.

  

El sistema de fusión es uno de los pilares del juego. Existen más de 60 tipos de bolas con propiedades distintas, láseres, esferas que se multiplican, proyectiles que drenan salud o infligen daño en área y cientos de posibles combinaciones. Fusionarlas o evolucionarlas crea sinergias impredecibles, generando una sensación de descubrimiento constante.

Cada partida parte desde cero, pero la progresión entre sesiones mantiene el nivel y estadísticas de los héroes, junto con las mejoras obtenidas en la superficie.

Construir mientras luchas

Entre cada incursión, el jugador regresa a Nueva Bolabilonia, un asentamiento que puede expandirse con más de 70 edificaciones únicas. Estas construcciones otorgan bonificaciones permanentes, desbloquean héroes adicionales y generan recursos de manera pasiva.

Este sistema, aunque ingenioso, se siente más como un descanso entre combates que como un eje principal. Su ritmo pausado contrasta con la intensidad del juego, y su utilidad depende en gran medida del avance acumulado, por lo que al inicio puede parecer limitado.

Exploración y variedad

El abismo se divide en reinos temáticos: desiertos áridos, cavernas heladas, bosques mutantes y zonas mecánicas donde las criaturas llenan la pantalla con proyectiles. Cada entorno introduce enemigos y patrones nuevos, además de jefes de gran tamaño que exigen lectura de ataques, movilidad y precisión en el disparo.

El diseño de niveles no es aleatorio, pero sí escalonado: las capas deben completarse con diferentes héroes para desbloquear nuevas zonas, lo que incentiva la experimentación con estilos y combinaciones de habilidades.

En su viaje, el jugador puede reclutar cazadores aliados, personajes secundarios con habilidades pasivas o activas que modifican el estilo de juego. Esta inclusión aporta variedad y fomenta estrategias colaborativas dentro del caos del combate.

Técnica y sensación de juego

A nivel técnico, Ball x Pit mantiene una notable estabilidad incluso en sus momentos más saturados. Los rebotes, impactos y partículas construyen un ritmo visual casi hipnótico, acompañado por una banda sonora ambiental que refuerza el estado de flujo entre control y azar.

El control es preciso y la curva de dificultad está bien calibrada, aunque las partidas más largas, de hasta 20 minutos, pueden volverse exigentes por la resistencia de algunos jefes y la dependencia del azar en las mejoras.

Veredicto

Ball x Pit es un ejercicio de diseño que demuestra cómo una idea mínima puede expandirse hasta construir un ecosistema jugable complejo. Su fusión entre roguelite, brick breaker y gestión de recursos crea una experiencia adictiva, intensa y sorprendentemente estratégica.

Aunque la construcción de Nueva Bolabilonia no siempre aporta profundidad y el ritmo puede ralentizarse por la progresión individual de cada héroe, el sistema de combate, las fusiones y la variedad de sinergias compensan ampliamente.

Nota: 8.5/10