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Colaboración especial por Julio Solano

Dogubomb, bajo la dirección de Tonda Ros y con publicación de Raw Fury, nos trae Blue Prince, un puzzle-adventure de corte roguelike que ha cautivado a crítica y jugadores. Desde su lanzamiento el 10 de abril de 2025 en PC, PlayStation 5 y Xbox Series X/S, ha logrado un impresionante 92/100 en Metacritic, gracias a su diseño ingenioso y su atmósfera envolvente.

Una herencia, un sin fin de misterios

En Blue Prince no heredamos solo una mansión, heredamos un enigma. Con el fallecimiento de un tío abuelo que apenas conocimos, recibimos una carta críptica y una invitación: reclamar una mansión perdida entre los árboles y el tiempo. Pero la posesión no viene fácil. Como si de un siniestro cuento se tratara, la condición para quedarnos con la propiedad es clara: debemos encontrar la habitación número 46… en una mansión que solo tiene 45.

Es ese tipo de premisa que, si eres fan de los misterios clásicos, te atrapa desde el primer segundo. Pero lo que comienza como una idea de pura exploración, rápidamente se transforma en un ejercicio mental en constante mutación, donde cada puerta que cruzamos es una decisión estratégica, y cada día, un nuevo intento.

Una mansión que no se deja conocer fácilmente

Blue Prince se juega desde una perspectiva en primera persona, pero no esperes una simple caminata atmosférica. Aquí cada sala se genera según nuestras elecciones, al más puro estilo de un juego de mesa tipo “Laberinto”. Tenemos un plano de la casa —o mejor dicho, una especie de “blueprint” que evoca los planos azules de arquitectura— y en cada habitación que entramos, debemos escoger entre tres nuevas posibilidades de toda una pool para continuar, al más puro estilo roguelike de cartas con sus respectivas rarezas y condiciones especiales.

¿Una sala contigua con recompensas? ¿Una que gira el camino hacia una dirección inesperada? ¿Una aparentemente vacía, pero que esconde documentos clave del gran rompecabezas? Nada es al azar, aunque todo lo parezca. La forma en que coloquemos estas habitaciones, y cómo optimicemos los escasos pasos diarios que tenemos para recorrerlas, determinará cuánto aprendemos, qué secretos descubrimos y cuán cerca estamos de la habitación que no se deja ver.

Cada detalle importa.

El título del juego no es gratuito, como nada en la mansión. Blue Prince es un juego de palabras entre “Príncipe Azul” y “Blueprint”, el plano que guía toda la mecánica del juego.

Cada habitación tiene reglas, ventajas, castigos y enigmas únicos. Algunas tienen puertas bloqueadas, otras requerirán objetos que pueden perderse al final del día, y otras… simplemente no se volverán a mostrar en la siguiente run, o la siguiente a esa. Porque sí, esto es tanto un juego de puzzles como también un roguelike: cada día tenemos 50 pasos para avanzar, y al llegar la noche, todo desaparece. La mansión se reinicia. Los objetos se pierden. El plano vuelve a estar vacío. Salvo algunas pequeñas ventajas, es un empezar desde cero constante… pero cada intento nos enseña más.

Inmersivo, pero denso

En lo visual, Blue Prince tiene un diseño dibujado a mano, con texturas que parecen salidas de un cuento ilustrado para adultos. No busca el hiperrealismo, sino la inmersión por estética.

Eso sí: todo está en inglés. Y no es un inglés fácil. Hay textos densos y algunas pistas cruciales se entregan mediante notas o cartas sencillas, pero otras en libros completos. No hay opción para cambiar el idioma ni ajustes de accesibilidad destacables, lo cual puede ser un verdadero obstáculo para quienes no dominen bien el idioma, pero también puede ser una gran oportunidad para aprenderlo.

¿RNG y puzzles?

Blue Prince no es un juego para todos. Su ritmo es lento, su curva de aprendizaje exige paciencia y su rejugabilidad puede llegar a desesperar si las piezas clave no aparecen cuando las necesitas, por el RNG (Generador de números aleatorios). Sin embargo, esa suerte es también su punto fuerte, para quienes disfruten de puzles mentales, exploración densa y misterios fragmentados, la experiencia es inolvidable.

Además, el juego invita constantemente a usar papel y lápiz. No como un recurso nostálgico, sino como una extensión lógica del diseño: llevar un diario real, anotar los descubrimientos, esquematizar las reglas de cada tipo de habitación, entender los patrones ocultos. La conexión entre el jugador y el juego trasciende la pantalla.

Conclusión

Blue Prince es un título que desafía con elegancia. Una propuesta única, exigente y profundamente atmosférica, que mezcla exploración narrativa, estrategia de tablero y mecánicas roguelike con un toque casi poético. Puede volverse frustrante, y sin duda tiene aspectos por pulir (como la accesibilidad y la traducción), pero si conectas con su lógica y su universo, te quedarás atrapado en su ciclo de descubrimiento diario… probablemente por mucho más tiempo del que esperabas.

Calificación: 10/10