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La sonda espacial Voyager 1, que ha estado viajando por el espacio desde 1977, ha vuelto a hacer historia. Después de un silencio preocupante de cinco meses, durante los cuales no se recibieron datos comprensibles, la NASA ha logrado restablecer comunicación con la nave, que actualmente se encuentra a más de 24 mil millones de kilómetros de la Tierra. Este evento marca un triunfo significativo para el equipo del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) en Pasadena, California, quienes desarrollaron una solución creativa para superar los desafíos de comunicación a una distancia tan vasta.
El problema comenzó en noviembre de 2023, cuando la unidad de modulación de telemetría de la Voyager 1 empezó a enviar un patrón de código repetitivo e indescifrable, lo que interrumpió la transmisión de datos vitales hacia la Tierra. Los ingenieros de la NASA enfrentaron un desafío técnico único, ya que la falla ocurrió en un chip encargado de almacenar parte del código del software del sistema de datos de vuelo de la nave. La estrategia para resolver este problema incluyó un “poke” o estímulo enviado el 1 de marzo, que permitió a los ingenieros realizar diagnósticos y correcciones precisas.
El proceso de diagnóstico reveló una memoria corrupta que afectaba al 3% del sistema, lo que llevó a la decisión de reubicar el código afectado en otras áreas de la memoria del sistema. El éxito de esta operación se confirmó el 20 de abril, cuando después de una espera ansiosa de 45 horas tras enviar la señal de radio, el equipo de JPL recibió datos de ingeniería legibles. Esta señal no solo indicó que la nave se encontraba en condiciones de salud satisfactorias, sino que también abrió la puerta para el retorno de datos científicos en las próximas semanas.
Voyager 1 no solo sigue siendo la nave espacial operativa más alejada de la humanidad, sino que también se sumerge más y más en el territorio desconocido más allá de nuestro sistema solar. La recuperación exitosa de la comunicación con Voyager 1 no solo asegura la continuación de esta histórica misión, sino que también refuerza la capacidad humana de resolver problemas complejos en escenarios interplanetarios. Las lecciones aprendidas y las tecnologías desarrolladas durante este proceso tienen el potencial de influir en futuras misiones espaciales.
Con Voyager 1 en condiciones de continuar su viaje interstelar, la NASA y la comunidad científica mundial esperan con interés más descubrimientos sobre el espacio interestelar. Este incidente ha demostrado la importancia de la perseverancia y la innovación en la exploración espacial. A medida que la nave se adentra en regiones nunca antes exploradas, cada bit de información que envía puede ayudar a desentrañar algunos de los misterios más profundos del universo.